domingo, 25 de marzo de 2018



Si atendemos a los datos demográficos (no siempre fiables), este sistema estelar es el menos poblado de la Federación y si nos fijamos en los datos económicos (también muy dudosos, la verdad) resulta ser el más pobre en recursos y, por tanto, el que más depende del comercio exterior.
La estrella Fraternity es una enana roja moribunda, muy poco luminosa al final de su ciclo vital. A pesar de estar situada a menos de 3 años luz de Terraprima, resulta imposible de ver en el cielo nocturno babilónico si no es con la ayuda de algún rudimentario telescopio. A pesar de ello, el primer planeta del sistema, EL AVERNO, describe una órbita tan cercana a la estrella, que lo hace recibir unas cantidades terribles de luz, calor y radiación, convirtiéndose en poco menos que una roca calcinada e inhóspita. Sin embargo, los científicos que lo exploraron por primera vez descubrieron con estupor que sus potentes campos gravitatorio y magnético le permitían retener una incipiente atmósfera sorprendentemente respirable y con el mínimo de humedad que posibilitaba la aparición de unas escasas formas de vida muy rudimentarias. Quizá fueran estas duras condiciones climáticas y medioambientales las que convencieron al gobierno federal para instalar ahí la academia de la policía militar: el Campamento Infierno. Junto a los primeros reemplazos de reclutas también llegó al planeta una variopinta población civil flotante de trabajadores externos del cuartel, comerciantes legales e ilegales, traficantes de cualquier cosa, evadidos de la justicia de otros sistemas, desarrapados varios y, en general, gentes de mal vivir (neohumanos en su inmensa mayoría).
El siguiente objeto que encontramos orbitando en torno a la estrella Fraternity no es un planeta: se trata del laboratorio espacial “BARRACUDA”. Una costosísima estación espacial creada con fines científicos que jamás entró en funcionamiento y que ahora, en ruinas y abandonada, se utiliza para que los soldados del Campamento Infierno realicen maniobras de combate en gravedad cero y ensayen asaltos a supuestas naves espaciales.
A continuación está TRITÓN-7. Un planeta acuático y pluvioso a más no poder donde se halla la capital, Nenúfar City. Constituye la única reserva hídrica del sistema por lo que su medio ambiente está legalmente protegido.
Más alejado de la estrella, ya en la zona fría, descubrimos ZEUS: un gigante gaseoso sin especial interés salvo porque en una de sus 16 lunas, EL PEQUEÑO GANÍMEDES, se encuentra “Áquila”: una antigua colonia minera subterránea que ha prosperado hasta convertirse en la ciudad más poblada del sistema.
Los dos planetas más externos son CARIBDIS y SURTUR. Dos supergigantes gaseosos con una composición química tan diferente que convierte al primero en una masiva bola verdeazulada y al segundo en una enorme esfera color rojo fuego. Inútiles pero bonitos de ver, qué duda cabe.
R. MACHUCA-2018

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